Por: Ramón Pons

Las guerras fueron un deporte entre los señores feudales. Actualmente están al frente del desarrollo de diferentes tecnologías. Así como pasó con el Internet: desarrollado con fines militares y luego pasó al uso público, sucede con tantas otras cosas. Sin embargo, desde hace muchos años, las guerras se han convertido en un negocio donde unos pocos medran a costa de los demás. No importa que tan lejos sea, la guerra va a afectar tu bolsillo: te subirán la renta, las tortillas, el gas… Y tu salario seguirá siendo el mismo.

Las distracciones son una táctica muy común. Ocurren en nuestras relaciones de cada día. Algunas veces una mentirilla por allá, otra por acá… todo es con el fin de esconder la realidad. Y si además de estar entretenido en nimiedades no hay mayores necesidades porque, mal que bien, éstas están satisfechas ocurre lo que indica el viejo refrán «a rio revuelto, ganancia de pescadores». Siempre hay uno a quien le beneficia la ignorancia de los demás, aunque sea de sus inicuos planes.

Y actualmente tenemos dos situaciones urgentes. Es muy probable que una de ellas se resuelva en el inminente futuro, pero la otra está costando demasiado tiempo y no se ven los ánimos inclinados a encontrar una solución que beneficie a todos. Mientras tanto, estamos en la fase del pan y circo. Nos mantienen entretenidos, mientras los que ganan su salario para trabajar en una solución de estos problemas se dedican al dolce far niente (¡a la dulzura de no hacer nada!).

Consideremos primero el más inminente: la posibilidad de un impago de la deuda estadounidense porque entre la Casa Blanca y el Congreso no pueden ponerse de acuerdo.

Se estima que si para el 1 de junio no se llega a un acuerdo, el gobierno se encontrará sin fondos para cubrir sus obligaciones. Esto significa que las responsabilidades a nivel federal no se podrán satisfacer. En pocas palabras, no habrá dinero para pagar a los empleados federales, las pensiones del seguro social…, y se tendrán que suspender los servicios sociales, entre otras cosas. Algunos hasta llegan a pronosticar una crisis como la que ocurrió en el 2008.

Y como ocurre en todos los lugares, el pueblo elige a los políticos para que trabajen por ellos. Los políticos cada día más ricos y el pueblo cada vez más pobre.

El otro problema va en incremento según pasan los años. Son las muertes por el uso de las armas. Aunque el problema es interdisciplinar se necesitan más que “pensamientos y oraciones” para encontrar una solución.

En lo que va del 2023, al 14 de mayo, ya tenemos en los Estados Unidos, 15,788 muertos por el uso de armas y 225 tiroteos masivos. El problema no se va reduciendo sino que se va incrementando. Nada más dese cuenta de que esa cifra es de 4 meses y 15 días del año. Todavía faltan cerca de 230 días del año para completar la cifra del 2023. Compare las cifras del año 2016: en todo el año, fueron 15,139 muertos (menos de los que ya llevamos en el 2023) y 383 tiroteos masivos (Llevamos ya cerca del 60% de los tiroteos masivos del 2016 en los 4 meses y medio del 2023).

En este tema de las armas estamos llegando ya a una situación de terrorismo. Usualmente los terroristas tienen una causa. Independientemente de su legitimidad o no, pero siempre hay una razón. El problema del terrorismo con las armas acá en Estados Unidos es que, primero, no hay una causa. No se ve la razón

por la cual un individuo agarra un arma y empieza a disparar sin orden ni concierto de manera que muchos encuentran la muerte sin estarla buscando.

Aunque a pesar de que muchos encuentran incoherente el derecho a portar armas, el factor predominante aquí en no querer buscar una solución se debe al dinero, al maldito dinero. Y otra vez, a los mismos políticos que el pueblo elige para que los representen.

¿Cuál será la solución? ¿Cambiar los políticos? Los que vendrían serían iguales que los que están. Tal vez como sociedad o pueblo nos toque hacer cierta presión para activar soluciones. Pero mientras tanto, nos toca reconocer que el problema es de todos. Y es entre todos que necesitamos encontrar una solución.

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