Por: Marisol Muñoz-Kiehne, PhD

En junio se conmemora el mes del “orgullo gay”, refiriéndose a las personas que se identifican como LGBTQIA2S+ (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero, Queer, Intrasexual, Asexual, 2 Espíritus, etc). En estas fechas se llevan a cabo actividades de concientización, educación, y celebración de las diferencias en nuestra sexualidad.

Este asunto nos incumbe a todos. Se estima que una de cada diez personas no es heterosexual, aunque no lo declare abiertamente. Y un estudio reciente revela que un tercio de las parejas del mismo sexo en California incluye por lo menos a un Latino.

Al valorar la diversidad, creamos sociedades más justas. Recordemos que en la sexualidad también existen diferencias a ser apreciadas, pues ¡la naturaleza es variada! Como dijo Mihail Alexandrovich, la muerte es uniforme, pero la vida es diversa.

Lamentablemente muchos niños, adolescentes y adultos mueren, o viven sufriendo, por los prejuicios y el odio que algunos demuestran ante personas con orientación sexual o identidad de género diferentes a la mayoría. No permitamos que nuestros muchachos sean lastimados por ser quienes son, ni que crezcan con actitudes que hagan daño a otros.

Las investigaciones señalan que los menores que no se sienten o comportan como la mayoría de su mismo género demuestran más aislamiento, uso de drogas, depresión, pensamientos e intentos suicidas que quienes no tienen que enfrentar prejuicios contra su sexualidad. Muchos de nuestros jóvenes Latinos no se atreven a expresar sus sentimientos y cuestionamientos sobre su orientación o identidad sexual a sus propios padres, por temor al rechazo. El proceso de declarar sus inclinaciones sexuales es particularmente difícil para niños de grupos culturales minoritarios, pues sienten que tienen dos identidades hacia las cuales existe dolorosa discriminación.

Erradiquemos la discriminación y fomentemos la inclusión de todas las personas, parejas, y familias en nuestras comunidades:

· Ofrecernos como amigos, aliados, cómplices en la causa de la igualdad.

· ¡Conversación! Tratemos estos temas con naturalidad y seriedad. Escuchemos sin juzgar; demostremos que somos dignos de confianza.

  • Recurramos a fuentes fiables: profesionales de la salud, educadores y consejeros.

· Aprendamos de libros, programas, y películas que presenten personajes y familias diversas.

· ¡Acción! Sirvamos de ejemplo, comunicándonos y comportándonos con respeto, y censurando la burla y el lenguaje ofensivo cada vez que lo presenciemos.

· El que calla, otorga. Protestemos contra las conductas, posturas y pólizas discriminatorias, y apoyemos a las personas, pólizas, y propuestas que promueven la igualdad en los derechos humanos, sin importar la orientación sexual o identidad de género.

En los EEUU existen leyes que prohíben la discriminación por orientación o identidad sexual. Y, aunque las asociaciones nacionales de psiquiatría y sicología han establecido que ser gay o transgénero no son enfermedades o trastornos, los prejuicios provienen de la ignorancia, y existe mucha ignorancia

sobre la diversidad sexual. Tendemos a temer lo que no entendemos, y a rechazar lo que tememos. Mas según nos informamos, el temor se desvanece, el rechazo desaparece, y modificamos nuestras actitudes. Y cuando muchos individuos bien informados amplían su actitud, se transforman las normas sociales y se extingue la discriminación.

Para más información e inspiración, escriba a la Doctora Marisol a doctoramarisolmunoz@gmail.co

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