Aunque la emergencia sanitaria oficial de COVID-19 ha terminado, algunos residentes locales continúan contrayendo el virus. Y los más vulnerables del condado continúan en riesgo. Las cuatro muertes elevan el número de muertes por COVID-19 a 565 en el condado de Sonoma.
Las muertes incluyen una mujer parcialmente vacunada, de entre 65 y 75 años, con una condición de salud subyacente que murió el 26 de abril en un hospital local. Asimismo, un hombre de 65 a 75 años con todas las vacunas y refuerzos, con un problema de salud subyacente que murió el 27 de abril.
Las muertes también incluyen a un hombre de entre 65 y 75 años que recibió todas las vacunas y recibió refuerzos, que tenía una afección de salud subyacente y murió en un hogar de ancianos especializado el 15 de mayo. De igual manera, una mujer de entre 75 y 85 años, totalmente vacunada y reforzada, que también murió en un asilo de ancianos.
La Dra. Kismet Baldwin, oficial de salud interina del condado, dijo que ella y su equipo de epidemiología no han detectado ningún aumento en los casos a través de la vigilancia de aguas residuales.
La transmisión local del virus aún es baja, dijeron los funcionarios